Doctrina Apostólica
En Que Creemos
QUIÉNES SOMOS
Los principios de la Asamblea Apostólica tienen sus raíces en 1906, cuando los primeros hispanos fueron llenos del Espíritu Santo y bautizados en el nombre de Jesucristo, durante el acontecimiento mundial Pentecostés del siglo XX denominado el Avivamiento de la Calle Azusa en Los Angeles, California.
Al igual que otras denominaciones de carácter pentecostal, la Asamblea Apostólica de la Fe en Cristo Jesús es producto de este avivamiento que duró de 1906 a 1909, el cual sacudió al mundo evangélico a principios del siglo pasado. Se tiene documentado que desde el mes de abril de 1906, en el 213 de la Calle Azusa en Los Angeles, California, varios mexicanos, incluido un indígena del sur de México, recibieron manifestaciones proféticas, y fueron llenos del Espíritu Santo hablando en otras lenguas como sucedió en el capitulo 2 del libro de Los Hechos.1
Los nombres sobresalientes de los primeros pioneros que participaron directamente en el evento de Azusa Street registrados en nuestra historia, son el matrimonio de Abundio y Rosa López, Brígido Pérez, Juan Navarro, Romanita Valenzuela y muchos otros, que sin tener una ordenación ministerial formal como ahora se practica, dieron testimonio a sus familias cercanas y además salieron a otros lugares como San Diego, El Paso, TX, Villa Aldama Chihuahua, Mex., Torreón Coahuila, Mex. y otros lugares, llevando el estandarte de la fe apostólica.2
De 1912 a 1916, se convierten a la fe apostólica los primeros 3 grandes pilares del liderazgo de la Asamblea Apostólica, gracias al testimonio que recibieron del primer grupo que estuvo en Azusa: en 1912 se convierte Francisco F. Llorente, quien para 1925 fue electo como el primer Pastor General de la Iglesia de la Fe Apostólica Pentecostés; en 1914 se convierte Marcial de la Cruz, primer gran compositor de más de 70 himnos apostólicos; y en 1916, Antonio C. Nava, quien en 1929 se convirtió en el sucesor de Francisco F. Llorente como Pastor General, y por cuya iniciativa, en 1930 quedó registrada oficialmente ante las leyes del país la Apostolic Assembly of the Faith in Christ Jesus. La estructura constitucional de nuestra organización también se debe en gran parte a la iniciativa del ministro Nava. En convenciones posteriores los títulos de liderazgo cambiaron a Presidente, Secretario y Tesorero.
Desde 1914, en California ya se habían formado congregaciones en Los Angeles, San Bernardino, Riverside, Watts y Colton. Los primeros creyentes fueron gente sencilla dedicada al campo, la gran mayoría de ellos emigrantes de México. Pero con el tiempo, la obra apostólica se desenvolvió a un grado tal que en el siglo XXI sólo nos faltan 3 estados para que la Asamblea Apostólica tenga iglesias en todos los estados del país, y aunque todas de habla hispana, un alto porcentaje desarrolla sus servicios y ministerios en inglés. Nuestras iglesias ahora disfrutan del compañerismo entre salvadoreños, cubanos, guatemaltecos, puertorriqueños, y de hombres y mujeres de los países de Centro y Sur America, así como de la Península Ibérica, porque el Señor no hace acepción de personas (Hechos 10:34).
La Asamblea Apostólica sostiene actualmente a 25 misioneros en varios países del mundo y mantiene el trabajo evangelístico en 18 estados de la Unión Americana, incluyendo a Puerto Rico y Hawaii, con misioneros y evangelistas de tiempo completo. El Señor Jesucristo ha dirigido a esta Institución bajo el liderazgo de 10 presidentes desde 1925 hasta 2011. Nuestras oficinas generales se encuentran en Rancho Cucamonga, CA., y el Presidente en funciones es el Obispo Juan Fortino.
--Redactor: Ben Ortega
En Que Creemos
Principios Doctrinales de la Asamblea Apostólica de la Fe En Cristo Jesús
1. LA IGLESIA
Creemos que la Iglesia de nuestro Señor Jesucristo es una, universal e indivisible, formada por todos los hombres, sin distinción de nacionalidad, idioma, color o costumbres, que hayan aceptado a nuestro Señor Jesucristo como su Salvador y hayan sido bautizados en el cuerpo por el Espiritu Santo (1 Corintios 12:13). Los vinculos que unen a los miembros de la Iglesia son el amor y la fe comun y su estandarte o bandera es el Nombre de Jesucristo, ante cuyo emblema marcha gallardamente la Iglesia, imponente como ejércitos en orden (Cantares 6:10).
2. HAY UN SOLO DIOS
Creemos que hay un sólo Dios que se ha manifestado al mundo en distintas formas a través de las edades y que especialmente se ha revelado como Padre en la Creación del Universo, como Hijo en la Redención de la humanidad, y como Espiritu Santo derramandose en los corazones de los creyentes.
Este Dios es el Creador de todo lo que existe, sea visible o invisible. Es eterno, Infinito en poder, Santo en su naturaleza, atributos y propositos. El posee una Divinidad absoluta e indivisible; es Infinito en su Inmensidad, Inconcebible en su modo de ser e Indescriptible en su Esencia; conocido completamente solo por si mismo, porque una mente infinita solo se puede comprender por si misma. No tiene cuerpo ni partes y por tanto esta libre de todas las limitaciones.
El primer mandamiento de todos es: “Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es”
(; Deuteronomio 6:4, Marcos 12:29). “Para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios...” (1Corintios 8:6).
3. JESUCRISTO
Creemos que Jesucristo nació milagrosamente del vientre de la virgen Maria, por obra del Espiritu Santo y que al mismo tiempo es el único y verdadero Dios (Romanos 9:5; 1 Juan 5:20).
El mismo Dios del Antiguo Testamento tomó forma humana (Isaias 60:1-3).
“Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros...” (Juan 1:14).
“E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, justificado en el Espiritu, visto de los angeles, predicado a los gentiles, creido en el mundo, recibido arriba en gloria” (1 Timoteo 3:16).
Creemos que en Jesucristo se mezclaron en una forma perfecta e incomprensible los atributos divinos y la naturaleza humana. Se llama el Hijo del Hombre porque El nació de la Virgen Maria en cuyo vientre tomó forma de hombre, y adquirió asi su naturaleza humana.
Se llama el Hijo de Dios porque fue engendrado del Espiritu Santo y participó asi de la naturaleza Divina. Él era humano a través de Maria, en cuyo vientre tomó la forma de hombre. Él es divino por medio del Espiritu Santo quien engendró a Maria. Asi, se llama el Hijo de Dios e Hijo del Hombre.
Por tanto creemos que Jesucristo es Dios “Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad”, (Colosenses 2:9). Y creemos que la Biblia da a conocer todos sus atributos.
Es Padre Eterno, a la vez es un niño que nos es nacido (Isaias 9:6). Es Creador de todo (Colosenses 1: 16, 17; Isaias 45:18).
Es Omnipresente (Juan 3:13; Deuteronomio 4:39).
Hacia maravillas como Dios Todopoderoso (Lucas 5:24-26; Salmos 86:10). Tiene potestad sobre el mar (Marcos 4:37-39; Salmos 107:29,30). Es el mismo siempre (Hebreos 13:8; Salmos 102:27).
4. EL ESPÍRITU SANTO
Creemos en el bautismo del Espiritu Santo, prometido por Dios en el Antiguo Testamento y derramado después de la glorificación del Señor Jesucristo, que es quien lo envia (Joel2:28,29; Juan 7:37-39; 14:16-26; Hechos 2:1-4,16-18).
Creemos, ademas que la demostración de que una persona ha sido bautizada con el Espiritu Santo, son las nuevas lenguas o idiomas en que el creyente puede hablar y que esta señal es también para nuestro tiempo.
Creemos también que el Espiritu Santo es potencia que permite testificar de Cristo (Hechos1:8) y que sirve para la formación de un caracter cristiano mas agradable a Dios (Galatas5:22-25). El mismo Espiritu da dones a los hombres, que sirven para la edificación de la Iglesia (Romanos 12:6-8; 1 Corintios 12:1-12; Efesios 4:7-13).
No aceptamos que haya en ningun hombre la facultad de impartir a otro algun don, pues “todas estas cosas las hace uno y el mismo Espiritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere.” (1 Corintios 12:11). “Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo” (Efesios 4:7).
Todos los miembros de la Asamblea Apostólica de la Fe en Cristo Jesus deben buscar el Espiritu Santo y tratar de vivir constantemente en el Espiritu, como lo recomienda Romanos 8:5-16; Efesios 5:18; Colosenses 3:5.
5. EL BAUTISMO EN AGUA
Creemos en el bautismo en agua, por inmersión y en el Nombre de Jesucristo, el cual debe ser administrado por un ministro ordenado. El bautismo debe ser por inmersión, porque solo asi representa la muerte del hombre al pecado, que debe ser semejante a la muerte de Cristo (Romanos 6:1-5). Y en el Nombre de Jesucristo, porque esta es la forma en que los apóstoles y ministros bautizaron en la edad primitiva de la Iglesia, según lo prueban las Sagradas
Escrituras (Hechos 2:38; 8:16; 10:48; 19:6; 22:16).
6. LA CENA DEL SEÑOR
Creemos en la práctica literal de la Cena del Señor que él mismo instituyó (Mateo 26:26-29; Marcos 14:22-25; Lucas 22:15-20; 1 Corintios 11:23-26).
En esta ordenanza se debe usar pan sin levadura, que representa el cuerpo sin pecado de nuestro Señor Jesucristo, y vino sin fermentar, que representa la Sangre de Cristo, que consumó nuestra redención. El objeto de esta ceremonia es conmemorar la muerte de nuestro
Señor Jesucristo y anunciar el dia en que regresara al mundo y al mismo tiempo para dar testimonio de la comunión que existe entre los creyentes. Ninguna persona debe participar de este acto si no es miembro fiel de la Iglesia y esta en plena comunión, pues al hacerlo sin cumplir estas condiciones, no podra discernir el cuerpo del Señor (1 Corintios 10:15-17;11:27,28; 2 Corintios 13:5).
El Señor, al terminar de tomar una cena con sus apostoles celebro un acto que de momento los maravilló y que fue el lavatorio de pies. Al terminar este acto, el Maestro explicó a sus discipulos el significado de él, y les recomendó que se lavasen los pies los unos a los otros. La Iglesia practica este acto en combinación con la Cena del Señor o indistintamente como un acto de humildad y confraternidad cristiana (1 Timoteo 5:10).
7. LA RESURRECCIÓN DE JESUCRISTO
Creemos en la resurrección literal de nuestro Señor Jesucristo que se efectuo al tercer dia de su muerte, como lo relatan los evangelistas (Mateo 27:60-64; Marcos 16:1- 20; Lucas 24: 1-12, 36-44; Juan 20:12-20). Esta resurrección habia sido anunciada por los profetas (Isaias 53: 12) y es necesaria para nuestra esperanza y justificación (1 Corintios 15:20; Romanos 4:25).
8. LA RESURRECCIÓN DE JUSTOS E INJUSTOS
Creemos que habra una resurreccion literal de los muertos en el Señor, en la cual seran cubiertos con un cuerpo glorificado y espiritual, con el cual viviran para siempre en la presencia del Señor (Juan 5:29; Hechos 24: 15; 1 Tesalonicenses 4:16; Job 19:25-27; Salmos 17:15; 1Corintios 15:35-54). Los cristianos que esten en pie, en el momento en que el Señor recoja a su Iglesia seran igualmente transformados y asi iran a estar con el Señor para siempre en gloria (1 Tesalonicenses 4:18; 1 Corintios 15: 51,52).
Creemos también que habrá resurrección de injustos pero estos despertaran del sueño de la tumba solo para ser juzgados y oir la dura sentencia que los hara herederos del fuego eterno (Mateo 25:26; Juan 5:29; Apocalipsis 20:12-15; Marcos 9:44; Daniel 12:2).
9. EL RECOGIMIENTO DE LA IGLESIA Y EL MILENIO
Creemos que la Iglesia, compuesta por los muertos en el Señor y los fieles que estén sobre la tierra en el momento del Rapto, será levantada para ir a encontrar a su Señor en los aires y participar en las Bodas del Cordero. Despues vendra con el Señor a la tierra para hacer el juicio de las naciones y reinar con Cristo mil años. Este periodo sera precedido por la Gran Tribulación y la batalla del Armagedon, a la cual dara fin el Señor cuando descienda sobre el Monte de los Olivos con todos sus santos (1 Tesalonicenses 4:13-17; 1Corintios 15:51-54; Filipenses 3:20,21; Isaías 65:17-25; Daniel 7:27;Miqueas 4:1-3; Zacarías 14:1-16; Mateo 5:5; Romanos 11:25- 27; Apocalipsis 20:1-5).
10. EL JUICIO FINAL
Creemos que hay un juicio preparado en el cual participaran todos los hombres que hayan muerto sin Cristo y los que esten sobre la tierra en el tiempo de su verificación. Este juicio se efectuará al final del milenio y también se conoce con el nombre de Juicio del Trono Blanco. La Iglesia no sera juzgada en esta ocasión, sino que ella misma intervendra en el juicio que se haga a todos los hombres de acuerdo con lo que está escrito en los libros que Dios tiene preparados. Al terminarse este juicio, los cielos y la tierra que hoy existen seran renovados por fuego y los fieles habitaran en la Nueva Jerusalén. La dispensacion Cristiana habrá terminado y entonces Dios volverá a ser todas las cosas en todos (Daniel 7:8-10, 14, 18; 1 Corintios 6:2,3; Romanos 2; 16; 14; 1 Corintios 5:10; Apocalipsis 20:5-15; 21:1-6).
11. LA SANIDAD DIVINA
Creemos que Dios tiene poder para sanar todas nuestras dolencias fisicas, si asi es su voluntad y que la Sanidad Divina es un resultado del sacrificio de Cristo; pues El llevó nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores (Isaias 53:4). La sanidad del cuerpo se efectua por una combinación de la fe del creyente y del poder del Nombre de Jesucristo que se invoca sobre el enfermo. El Señor Jesucristo prometió que los que creyeran en su Nombre pondrian las manos sobre los enfermos y estos sanarian (Marcos 16:18). Los enfermos deben ser ungidos con aceite en el Nombre de Jesucristo por ministros ordenados para que el Señor cumpla sus promesas (Juan 14:13; Salmos 103:1- 4; Lucas 9:1-3; 1 Corintios 12:9; Santiago 5:14-16). Creemos que la Sanidad Divina se obtiene por la fe y que en caso de que algun hermano tenga necesidad de someterse a los cuidados y ministraciones de la ciencia médica, los demás no deben criticarlo, sino considerarse a sí mismos y guardarse de encontrar condenación con lo que ellos mismos aprueban (Romanos 14:22). Recomendamos que los miembros y ministros de nuestra Iglesia se abstengan de lanzar críticas indebidas a la ciencia médica, cuyos adelantos nadie puede negar y que se originan en la habilidad que Dios ha dado a los hombres para ir descubriendo los secretos del funcionamiento del organismo humano. Al mismo tiempo, los exhortamos a que no se opongan a las campañas de higiene, vacunación y limpieza que sean iniciadas por el gobierno, sino que, por lo contrario, colaboren decididamente en los lugares donde sea posible.
12. LA SANTIDAD
Creemos que todos los miembros del cuerpo de Cristo deben ser santos, es decir, apartados de todo pecado y consagrados al servicio de Dios. Por esta razón deben abstenerse de toda clase de prácticas, diversiones e inmundicias de carne y de espiritu (Levítico 19:2; 2 Corintios 7:1; Efesios 5:26,27; 1 Tesalonicenses 4:3,4; 2 Timoteo 2:21; Hebreos 12:14; 1 Pedro 1:16).
Sin embargo en la práctica de la santidad, creemos que debe evitarse toda clase de extremismos, ascetismos y privaciones que tienen cierta reputación de sabiduría, en culto voluntario y humildad y en duro trato de la carne, la cual es sombra de lo por venir, mas el cuerpo es de Cristo (Colosenses 2: 17,23). En lo que respecta a alimentos, sabiendo que “todo lo que Dios creo es bueno, y nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias” (1 Timoteo 4:4).
13. MATRIMONIO
Creemos que el matrimonio es sagrado, pues fue establecido desde el principio y es honroso en todos (Génesis 2:21-24; Mateo 19:1-5; Hebreos13:4). Los matrimonios deben verificarse de acuerdo con las leyes de los paises respectivos y luego solemnizarse en la Iglesia según la práctica aprobada. Las parejas que no hayan legalizado su unión y deseen bautizarse, deben cumplir primeramente con los requisitos de las leyes civiles.
Creemos que el matrimonio es entre un hombre y una mujer y es una unión que debe perdurar mientras viven los dos cónyuges. Al morir uno de ellos, el otro está libre para casarse y no peca si lo hace en el Señor (Romanos 7:1-3; 1 Corintios 7:39).
Creemos además, que los matrimonios deben verificarse exclusivamente entre miembros fieles.
Ningún ministro deberá casar a un miembro de la iglesia con una persona inconversa. Los miembros que estando en plena comunión se casaren con una persona inconversa, deberán ser juzgados porlos pastores.
14. EL ESTADO Y LA IGLESIA
Creemos en la separación del Estado y la Iglesia y que ninguno debe intervenir en los asuntos del otro, pues aqui se cumple el precepto biblico de dar lo que es de Cesar a Cesar y lo que es de Dios a Dios (Marcos12:17).
Los cristianos deben tomar participación en actividades civicas de acuerdo con su capacidad e inclinaciones políticas, pero siempre reflejando sus ideas personales y no las de la Iglesia. La Asamblea Apostólica siempre es neutral y tiene cabida para los hombres de todos los credos politicos. Al mismo tiempo, todos los cristianos, deben obedecer a las autoridades civiles y todas las leyes y disposiciones que de ellas emanen, siempre que no contradigan sus principios religiosos o los obliguen a hacer cosas en contra de su conciencia (Romanos 13: 1- 7).
15. SERVICIO MILITAR
La Asamblea Apostólica de la Fe en CristoJesús, reconoce al gobierno humano como de ordenación Divina (Romanos 13: 1-2) y al hacerlo así, exhorta a sus miembros aque afirmen su lealtad a su patria. Siendo discípulos del Señor Jesucristo, es deber de todo cristiano obedecer sus preceptos y mandamientos que enseñan como sigue:
“No resistáis al que es malo” (Mateo 5:39).
“Seguid la paz con todos” (Hebreos 12:14).
También (Romanos 12:19; Mateo 26:52; Santiago 5:6;
Apocalipsis 13:10).
Por estas Escrituras, se cree y se interpreta que los seguidores de nuestro Señor Jesucristo no deben destruir propiedades ajenas o quitarvidas humanas. Se considera un pecado, que después de haber recibido el conocimiento de la verdad, haber sido hechos nuevas criaturas en Cristo Jesús, participar en acciones o actos diferentes a aquellos recomendados por la Divina Palabra de Dios (Hebreos 6:4-9; 10:26, 27).
Por lo tanto, se aconseja a todos los miembros que de acuerdo al dictamen de su conciencia, sirvan libremente a su patria, en tiempo de paz o de guerra, y prestart servicio, no importando cuán duro o peligroso sea en todas las capacidades NO COMBATIENTES. La Doctrina enseña que se ore porque tengamos siempre hombres de Dios como gobernantes y orar por ellos para que tengan siempre la sabiduríaDivina y para que como nación, seamos guardados fuera de la guerra, con honor y vivir en paz continuamente (1 Timoteo2:1-3).
16. PECADO DE MUERTE
Creemos, a la luz de la Palabra de Dios, que hay pecado de muerte y que si este es cometido en los términos que expresa la misma Biblia, se pierde el derecho a la salvación (Mateo 12:31,32; Romanos 6:23; Hebreos 10:20, 27; 1Juan 5:16,17). Por tanto, recomendamos que todos los fieles se abstengan de dar oído a doctrinas en que se promote seguridad eterna al cristiano sin importer su conducta, y la idea de que “una vez salvo, siempre salvo,” pues la Biblia enseña que es posible ser reprobado y se necesita permanecer fiel hasta el fin (Romanos 2:6-10; 1 Corintios 9:26,27).
17. SISTEMA ECONÓMICO DE LA IGLESIA
Creemos que el sistema que la Biblia enseña para la obtención de fondos necesarios para el cumplimiento de la obra es el de diezmos y ofrendas y que debe ser practicado por ministros y creyentes igualmente (Genesis28:22; Malaquias 3:10; Mateo 23:23; Lucas 6:38; Hechos 11:27,30; 1Corintios 9:3-14; 16:1,2; 2 Corintios8:1-16; 9:6-12; 11:7-9; 1 Timoteo 5:17,18; 6:17-19; Gálatas 6:6-10; Filipenses 4:10-12,15-19; Hebreos13:16).
Sabiendo que la obra de Dios no tan sólo tiene aspecto espiritual, sino también material, creemos que es necesario reglamentar la manera en que se adquieran y distribuyan losfondos necesarios para responder alas necesidades materiales de la obra.
18. EL CUERPO MINISTERIAL
Creemos que el ministerio es un llamamiento de Dios y que el Espíritu Santo confiere a cada ministro la facultad de servir a la Iglesia en distintas capacidades ycon distintos dones, cuyas manifestaciones son todas para edificación del Cuerpo de Cristo (Romanos 12:6-8; 1 Corintios12:5-11; Efesios 4:11,12). Creemos también que, aunque el llamamiento al ministerio es de origen Divino, la Palabra de Dios contiene suficientes enseñanzas sobre los requisitos que debe llenar la persona que vaya a servir en el ministerio y que corresponde a los gobiernos eclesiásticos debidamente organizados examiner a los candidatos al ministerio y determinar cuándo son dignos de aprobación, y la tarea a que se deben dedicar (Hechos 1:23-26; 6:1-3; 1 Timoteo 3:1-lo; 4:14; 5:22; Tito 1:5-9).
Creemos además, que el Espiritu Santo usa al ministro en distintas formas, según las necesidades de la obra de Dios y la capacidad y disposición personal del ministro. Nadie puede ser colocado en una posición más elevada que aquella a que se haga merecedor (1 Timoteo3: 13; Romanos 12:3).
Creemos que el obispado es el cargo más elevado en el ministerio y que a quienes lo ocupan, se les debe dar muestras especiales de consideración y respeto, sin menoscabo de los que ocupan posiciones de menor responsabilidad.
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